viernes, 30 de septiembre de 2011

Estudiante estrella, estudiante dócil.

Revisando un trabajo de un estudiante me encontré con la siguiente declaración:

"La educación no es un derecho, por algo todos competimos por un cupo al rendir la PSU y tenemos que ganarles a muchos. Se debe poner énfasis en la educación básica y media para igualar las oportunidades, pero también se deben entregar más becas por excelencia académica, incluso a los que tienen más recursos, porque ellos también se esforzaron por sacar buenos puntajes"

Son de una muchacha estudiante de Ingeniería Comercial de la Universidad Católica. Su particularidad es que ella fue uno de los puntajes nacionales en matemáticas. Esta declaración fue hecha dentro de un reportaje de diario La Tercera, del 29 de agosto de este año, sobre la participación de los estudiantes con puntaje nacional dentro del Movimiento estudiantil. El título deja inferir lo que intentan de sugerirles al público: "El 62% de los puntajes nacionales en la PSU no ha participado en marchas".

Dentro de los datos que recaba el sondeo realizado por los periodistas C. Palma y E. Cabrera para diario La Tercera consignan:

Un sondeo de La Tercera efectuado a 200 jóvenes que lograron puntaje nacional en la última PSU -el 59% de colegios particulares pagados, el 17% de subvencionados y el 24,1% de municipales- reveló que el 42% está de acuerdo con las movilizaciones y tomas y otro 17% apoya el fondo, pero no las tomas. Sin embargo, tienen poca participación y conocimiento del tema. El 72% conoce los principales puntos del petitorio estudiantil, pero la mitad no está informada de las propuestas del gobierno y otro 7% apenas las sabe parcialmente.

A mi juicio el objetivo implícito de este reportaje es inducir o seducir a la conclusión de que los estudiantes exitosos, estudiosos y modélicos si bien pueden tener conciencia de los problemas dentro de una nación no se van a dejar 'ideologizar' por ellos. De algún modo confiarían en que los mecanismos tradicionales y el diálogo -tal como lo condicionan las autoridades- serán efectivos. En definitiva el exitoso, el 'mejor', puede reconocer las falencias pero no actúa, pues cree y confía en la institucionalidad. El periódico justamente intenta de presentar eso como el modelo adecuado.

Esto es el justo complemento del reportaje del diario El Mercurio, donde muestra abiertamente los promedios escolares y puntajes PSU de los representantes del Movimiento Estudiantil. Todos ellos tienen muchos menores puntajes, al parecer menor éxito, y consecuentemente están completamente involucrados en el Movimiento Estudiantil, al punto de ser sus representantes. Es el representante modélico del estudiante que se ideologizó.


Para mi, el reportaje de La Tercera, muestra otro aspecto, un aspecto mucho más aterrador, ensombrecedor y negativo de lo que implica ser 'buen estudiante' en Chile: el estudiante modélico, el estudiante estrella, es en definitiva un sujeto dócil. Que se adapta, que se ajusta, que, en definitiva, saber cómo moverse en las estructuras existentes. Acepta lo que hay como lo verdadero y sigue las reglas del juego. Espera que factores externos a él regulen lo que se despunta, lo diferente. Si es creativo, tan sólo utiliza de modo divergente (pero no rupturista) los elementos existentes dentro de la lógica ofrecida.

Lo que se muestra, en definitiva es que el concepto implícito que tienen los medios de comunicación de masas y el Estado (esto en tanto lo que mide la PSU es justamente el criterio de selección de la excelencia) es un concepto técnico de estudiante.

Es por esa razón que tanto La Tercera como El Mercurio pueden disociar e incluso escindir como tipo ideales distintos al "alumno de excelencia" del "alumno ideologizado", justamente porque no comprenden que el Estudiante (ya no 'alumno') tiene conocimientos técnicos para construir y hacer políticamente un país.

Justamente dentro de este modelo educativo es iluminador entender que muchos de los estudiantes que no tienen completo éxito académico no se debe a su 'baja inteligencia', a su 'poca motivación' o a su 'flojera', se debe a que se resiste a ser dócil, a aceptar los cánones que le ofrece un sistema deshumanizador.

Vemos que las demandas del Movimiento Estudiantil justamente van en esa línea: eliminar la dislocación entre política y conocimiento, y rearticularla para construir un mejor país.







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