sábado, 16 de enero de 2010

Zizek conoce a Enriquez-Ominami

Hay una entrevista a Slavoj Zizek en donde éste explica de modo simple una de las tesis de su libro 'El títere y el enano' (Título que alude a la primera tesis de Benjamin de su 'Tesis de la filosofía de la historia). Esa entrevista aparece en el documental 'Zizek!'; documental y entrevista que les sugiero ver, a pesar que dicha entrevista es realizada por un clásico periodista de 'Talk-show'.

Para explicar la tesis de su libro, Zizek lo grafica con una situación: Un padre autoritario obligando directamente a su hijo pequeño que vaya a ver a su abuela que no soporta. El padre diría algo como: "Hijo, no me importa cómo te sientas, vas a tener que ir a ver a tu abuela quiéraslo o no. No tienes que adularla ni decirla que quieres, sólo tienes que estar ahí". La violencia y coerción de tal figura de autoridad sobre su hijo es directa. Algo muy distinto, dice Zizek, sucedería con un 'padre tolerante posmoderno' y ese mismo hijo. Le diría algo a su hijo totalmente distinto, cito directamente la entrevista -traducida al castellano: "Tú sabes lo mucho que te ama tu abuela, pero no obstante, tú debes sólo ir a visitarla si realmente lo deseas". Esta afirmación entrega al hijo, en términos locutivos, la opción de escoger libremente si va o no a ver a su abuela. Sin embargo esta opción es ilusoría, o más bien falsa. En el fondo hay una imposición, una coerción mucho más fuerte, a saber (en el nivel ilocutivo): "no sólo tienes que ir a visitar a tu abuela, sino que te tiene que gustar hacerlo". Esta postura de la figura de autoridad librepensante y progresista, contiene elementos mucho más violentos y disruptivos para quien padece las órdenes de éste. Dicho en fácil, la figura 'tolerante' en el fondo es mucho más ideológica, en tanto impone una falsa conciencia, con respecto a la figura tradicional.

Este ejemplo lo señalo sólo para comentar algo de la contingencia política actual: las declaraciones de Marco Enriquez-Ominami.

Como es bien sabido, el miércoles 13 de enero Enriquez-Ominami anunció públicamente, tras un largo silencio, que apoyaría a Frei. Señaló que:

Ante esta coyuntura histórica, ante la incertidumbre de que la derecha pueda llegar a impedir la marcha de Chile hacia el futuro, es de mi responsabilidad contribuir en lo que pueda para que eso no ocurra. Por tanto, declaro formalmente mi decisión de apoyar al candidato de este pueblo, el del 29 por ciento de chilenos que votaron."
Luego de lo cual señala:

"La libertad de todos ustedes no esta puesta en duda al ejercer la mia, ustedes son los únicos jueces de su conciencia y su voto. Ustedes son los mejores jueces sobre su voto, y yo respeto sin exclusión alguna su desición: La libertad de ustedes no está puesta en duda [...] por cierto declaro, sin cambio alguno, la libertad de acción de mis adherentes, subrayo, que declaro y confirmo la libertad de acción que declaré..."

Una lectura superficial, es decir locutiva, del acto de habla nos permitiría afirmar que Marco Enriquez-Ominami deseaba comentar públicamente su compromiso histórico y vital con la izquierda, y al mismo tiempo su rechazo a la derecha. Además nos dejó libremente decidir en quien votar: Marco Enriquez-Ominami, por ende, es un político trasparente, responsable y democrático.

Sin embargo, gracias a Zizek, podemos iluminar desde otro lado las declaraciones, que a mi juicio parece más eficaz y cierto. Evidentemente podemos diagnosticar que hay algunas cuestiones que parecen extrañas de su movimiento y de su discurso.

Lo que primero salta a la vista es el hecho de que el ex-candidato a la presidencia tome tribuna en un espacio público para informar una desición privada. Desición privada en tanto que califica su apoyo a Frei como una 'libertad mía' y también en la medida que declara 'la libertad de acción de mis adherentes', lo que la haría ingresar al universo de las libertades individuales. En efecto, una desición individual no tiene la necesidad de ser comunicada en el espacio de lo público, aunque sí debiese ser comunicada por cuestiones éticas a un público: a aquel público que pueda afectar la acción que considero llevar a cabo.

El punto recién señalado es importante, puesto que hay que preguntarse si afectaba a alguien que Marco Enriquez-Ominami votara en su intimidad por Frei. Evidentemente no: está en todo su derecho de votar por quien quiera en silencio y con discreción; tal y como sus adherentes o cualquiera puede votar por quien desee. Si lo hace por Frei, Piñera o deja nulo el voto no tiene por qué herir susceptibilidades, pues, desde una perspectiva liberal -que Enriquez-Ominami la conoce bien- ese tipo de desiciones privadas nada tienen que ver con su lugar de figura pública. Podemos inferir entonces que no tendría que haber tomado el pábulo para informar de su voto puesto que no afectaba a nadie su desición. Además, pero secundario, era evidente que iba a votar por Eduardo Frei: no sólo porque se podía inferir del hecho que es hijo tanto de Carlos Ominami y de Miguel Enriquez, como también debido a que durante muchos años fue de la concertación, sino debido a que se podía deducir. Recordemos que días antes dijo que no iba ni anular ni a dejar en blanco el voto, lo que es un mensaje del cual se deduce pragmáticamente que votaría por el candidato de la Concertación.

Es más, podemos afirmar incluso que si hubiese tenido que pedir la palabra públicamente para afrontar a un auditorio era precisamente para pedir disculpas por haber pedido la palabra públicamente para hacer ingresar un discurso privado en el espacio de lo público. Sabemos que eso tiene consecuencias. Un par de ejemplos: todos hemos tenido el deseo por la mujer de alguno de nuestros buenos amigo o por una de las buenas amigas de nuestra novia, pero de eso no se sigue que uno tenga que hacer público tal deseo y confesárselo a dicho amigo o a nuestra novia, respectivamente. Eso no es sinceridad, sino estupidez. Lo mismo ocurre en economía: la información es uno de los principales móviles de las inversiones; cuando uno ocupa un lugar importante dentro del sistema económico puede tener el presentimiento de que tal o cual empresa o bien no parece seguro, pero abrir la boca para decir tal intuición en público no lo haría ningun economista. En ambos ejemplos vemos como es que el acto de comunicar es el que performa una crisis en el sistema; en el primer caso quiebra mi amistad o mi noviazgo, en el segundo caso desbarajusta un sistema económico entero o lleva a la ruina una empresa. Es precisamente eso lo que acontece con Enriquez-Ominami, ya que en todos estos casos el acto de habla quebranta el sistema, pues como dijimos, hace ingresar algo del espacio privado en el espacio público: como dice Freud, mientra que el espacio individual es el de la libertad y el descenfreno el espacio público o social es el de las normas y el de la moralidad y cuando hago ingresar el descenfreno de lo privado en la reglamentación del público este último colapsa.

Ahora bien volviendo al asunto central debemos preguntárnos ¿cuál es el motivo de sus declaraciones si no tenía por qué explicar los motivos que impulsaban a su voto? Al parecer no habría, pues no cumple las condiciones mínimas de enunciación: enuncia algo que no tiene sentido ni importancia (pues es privativamente individual dicha acción) en un espacio social (es decir, en el cual deben entregarse informaciones de importancia pública). Así, la declaración pierde sentido ya que su acto de habla se transforma en un acto hueco.

Otra alternativa es suponer que su mensaje no pretende entregar el mensaje que está entregando, o dicho con los pragmalinguistas: el mensaje locutivo es distinto al ilocutivo. Y esa es nuestra hipótesis.

En efecto, Enriquez-Ominami entrega un mensaje muy ambigüo, incluso contradictorio. Como ya esbozamos, se entrega un mensaje privado en un espacio público, pero al mismo tiempo se afirma que las intenciones individuales del emisor son las de no influir al público. Llevar este mensaje a buen puerto es claramente una imposibilidad, como podemos ver. Si leyeramos esta acción con Watzlawick nos daríamos cuenta como en el nivel de contenido (el mensaje mismo) se dice 'no deseo intervenir', mientras que en el interaccional (el señalar el contenido en un espacio político y para un público de votantes) señala 'deseo intervenir', lo que es base para el doble vínculo y la esquizofrenia del interlocutor.

Más interesante nos parece leerla con Zizek, ocupando la estrategia lacaniana del " 'alguien con..." podemos jugar a "Zizek con Enriquez-Ominami". Primero que todo, sabemos que actualmente la política se relaciona directamente con la administración del poder: eso se busca, eso se consigue y por eso se desgastan a diario los políticos. Utilzando a Zizek para iluminar la política, podemos señalar que el político tradicional es homologable al 'padre enchapado a la antigua' que señala Zizek como el padre autoritario. El "porque yo lo digo" es un lugar común en la política; tan sólo veamos a dirigentes como Camilo Escalona o Ricardo Lagos. En la situación de la elección que se encontraba Enriquez-Ominami estos dirigentes habrían dicho algo como 'ustedes deben votar por Frei, porque es lo mejor para el partido y para la nación'. Si bien es una coerción directa y amenazante, al menos dice la verdad: lo mejor para el partido o para la nación no necesariamente es lo mejor para mi como individuo. El político busca conservar el poder y lo dice a la cara. En el peor de los casos de este mandato uno se puede resistir. Esa es la característica del poder: la resistencia.

Marco Enriquez-Ominami encaja perfectamente con la figura simétricamente opuesta de la política tradicional, y que Zizek denomina como el padre tolerante posmoderno (o hippie). Ya que a la vez que señala que algo debe hacer para que no salga Piñera ( 'es de mi responsabilidad hacer lo que pueda para que eso no ocurra salir la derecha') afirma que no desea coercionar a sus adherentes para que contribuyan al inminente peligro de que salga Piñera ('la libertad de ustedes no está puesta en duda'). Con eso Enriquez-Ominami intenta lograr en uno el -parafraseando a Zizek- "no sólo tienes que ir a votar por Frei, ¡sino que te tiene que gustar hacerlo! Allí yace toda esa ambiguedad, todo lo equívoco del mensaje, lo contradictorio. Ya que lo locutivo es lo único que queda registrado y tiene el estatuto de lo lógico mientras que lo ilocutivo se pierde después de enunciado y tiene un estatuto interpretativo, el emisor puede con facilidad desentenderse de lo ilocutivo del mensaje, y por ende caer en una actitud completamente antiética y sucia. Lo locutivo puede tapar como un manto el mensaje ilocutivo que pide a gritos que uno vote por Frei.

El mensaje de un político del estilo de Enriquez-Ominami termina por ser más sucio, desleal e ideológico que el poder directo y sin velo respecto a sus intenciones, como el de un Longueira que adora los avances de la modernización económicas mientras que desea mantenerse alejado de los avances de la modernización cultural y de las costumbres, para así sostener anacrónicamente una cultura del siglo XIX. Tal poder oculto y subrepticio, que se oculta estructuralmente como lo hace la ideología, no permite resistencia, pues es un poder como el que se presenta en las novelas de Kafka: un poder sin rostro y que sin darnos cuenta nos tiene a su merced.

A mi juicio esto es lo que Enriquez-Ominami debió haber evitado. Esto porque en definitiva Enriquez-Ominami, sin quererlo, ensució y empercudió su imagen pública mostrándo su lado más inconsistente.

Este acontecimiento nos permite iluminar el hecho de que la libertad en muchos casos está atravesada de poder y de ideología, a pesar de que el sentido común dictamine lo contrario y por último que el peor poder -como dice Foucault- es aquel que se quiere hacer pasar por libertad.

Al mismo tiempo nos puede entregar material para el futuro. Por una parte nos puede ayudar a intuir cuan inocente es la gente que sigue creyendo en Marco Enriquez-Ominami como un sujeto que no está cruzado por deseos, sino que está entregado a deberes históricos. Por otra parte, nos puede dar indicios de cómo sigue la memoria histórica del pueblo chileno, que inevitablemente olvida todo aquello que no debiese olvidar.

4 comentarios:

Discálculo dijo...

"la libertad" es una forma de ejercer poder creo yo. Es una especie de dispositivo, es divertido pensarlo desde Sartre cuando dice que la libertad es una condena (jajajaj).

Creo que deberíamos hacer un artículo sobre la derecha, de esa salida del clóset ahora ultimo. Del develamiento, a proposito de las señoras que gritaban el triunfo de ¨Piñera" con banderas de pinochet.


un besito

Paroxismo dijo...

Yo recordaría un autor mucho anterior, y también francés, aunque era suizo. Rousseau decía en su ya clásico 'Contrato social' que la libertad debe ser una obligación en donde hay pacto social (Recordemos su distinción entre libertad natural y libertad civil).

Ahora, de ahí a sostener que la libertad es control prefiero mantenerlo en la espesura de las tinieblas: es algo muy arriesgado y poco parsimonioso (yo le creo al flaco O'ccam). Cuando la parsimonia desaparece y se totaliza un principio pierde capacidad ilustrativa y práctica tal principio. Lo que digo, en el fondo, es que efectivamente la libertad puede incluir su principio de contradicción (el poder que controla) pero de ahí a asumir como lo haría cierta lectura de Foucault, que todo es poder me parece más peligroso y hay que asumirlo con resguardos.

Sobre el artículo: sí, me parece.. habría que pensarlo harto sí.
Un beso querido.
Manuel

Discálculo dijo...

La libertad no se puede abandonar, de acuerdo con lo de Rosseau. A lo que voy es a la cadena significante, lo interesante es como"libertad" como significante, es muy parecido con el significante "patria" . Cuando el che guevara se tomaba la sierra decía "Patria o muerte" y Batista decía defender la patria.
No me refería a abandonar el concepto, sino a darle movilidad, el mismo Foucault no pretendía abandonar conceptos (de hecho casi no proponía nada) sino darles movimiento al descrbirlos, pensarlos o desmantelarlos.

Nos vemos más tarde, un gran beso

Discálculo dijo...

Me parece excelente hacia el final cuando muestras que Enriquez-Ominami tiene deseos y no esta dominado por un "mandato histórico". Ese discurso estaba muy presente en todos los candidatos, el mandato del "cambio en el Chile del bicentenario" o en la "continuidad de la obra de la concertación". Resultan anodinos y a veces, francamente prepotentes, por un lado la concertación nos habla como un alumno de colegio que pide que le corran la prueba una semana o cuando el mismo alumno ya ha tenido una mala nota y dice "es que no me alcanzó el tiempo para contestar". La derecha habla de "cambio" refiríendose a vaya uno a saber, no hay propuestas estructurales, más bien radicalización del modelo que ya existe y algunas reformas que podrían ponernos en lugar del que se supone ya salimos arrancando. Por qué debiera ser un cambio algo positivo?, qué sería ese cambio? y por qué Kast, Novoa o Cardemil serían un cambio?. Finalmente son discursos muy vacíos que encubren secretos a voces. Es lo que Zizek propone como esa parte obscena de la verdad (cosa de la que pretendo escrbir algo o podríamos hacerlo en conjunto) donde todos intuimos lo que pretenden cada uno de ellos.