
Al otro día me puse a buscar en mi memoria y en mis estantes, donde guardo los libros, y no encontré ningún poeta que se dedicara a cantarle a la vida. Una de las razones es porque a mi me gusta mucho la poesía con sabor a 'mate amargo', donde lo hermoso no sea sino 'el comienzo de lo terrible' y así sucesivamente. Es cierto que Fernando Pessoa tiene poemas a la vida, pero también es igual de cierto que nunca sus versos dejan de tener un sabor melancólico y áspero como el de la resaca a la mañana siguiente de una buena borrachera. Por lo mismo lo descarté.
Para resumir las cosas, después de varios días caí en cuenta de lo tonto que fui al no recordar a uno de los poetas más lozanos y grandiosos, que cumplía perfectamente con esa frescura del rocío de la mañana y de tierra recién mojada: Walt Whitman.
Por eso mismo, pondré la apertura de 'Canto a mi mismo' de ese querido viejo. La traducción corresponde a Luis Felipe.
Luego subiré otro que me gusta mucho de Walt Whitman.
-I-
Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.
Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta. Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada.
1 comentario:
La que fue amiga, ahora es novia...
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