domingo, 12 de octubre de 2008

Magritte y una disquicisión

Primero que todo una disyunción (Para un psicoanalista precisamente esto sería lo más importante). Hace un par de días fue mi cumpleaños. Es una fecha que por diversas razones -unas profundas otras no- no me agrada. Tiendo a no mencionarle a mucha gente qué día ni qué mes es el de mi natalicio. Sin embargo, y este era el objetivo de mi disquicisión, más gente de lo que esperaba supo mi cumpleaños. Una de las razones de esto, sé, fue que hasta un día antes de mi cumpleaños mi cuenta de facebook anunciaba a todos mis contactos cuándo sería mi cumpleaños. Para prevenir que gente que no me conociera me posteara oculté la opción que mostraba mi cumpleaños.


No obstante lo anterior, eso no me parece que haya sido la causa de que más gente me quisiera celebrar mi cumpleaños. Sobre todo porque muchos de los que me mostraron su afecto no son asiduos usuarios de facebook. En el fondo mi interés es el de agradecer a todas esas personas que me dieron el feliz cumpleaños -de esta manera tan precaria como es el blog- y se preocuparon de mostrar su afecto a través de gestos. En especial a mi muy querido amigo Manuel Araneda, que siempre sabe poner ese 'algo' que le da vida y dinamismo a las cosas (por eso es un buen poeta). También a Ricardo López, que me hizo notar ya hace un tiempo que las relaciones entre estudiante y profesor tienen mucho mayor sentido en los patios, en los cafés y en conversaciones informales, que en el alero de las cuatro paredes de una cátedra universitaria: muchas, muchas gracias. A Eduardo Llanos y a Adriana Kaulino se extiende también el agradecimiento. Y finalmente a Leonor, que no por dejarla para el final y también por dejar el agradecimiento sin mayor cuerpo quiero mostrar menor valor en mis palabras, al contrario (también esto es material para el analista).

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En realidad, mi intención primigenia era doble en esta 'entrada'. Por una parte quería constituir el hábito de escribir en el blog, y por otra (que se desprendió del intento de constituir dicho hábito) mostrar un cuadro que me gusta mucho. Lo coloco, fundamentalmente, porque fue lo primero que se me vino en mente para poner. Sin embargo, mientras iba a hacerlo me vino el exabrupto del párrafo anterior.


El cuadro es de un pintor que me fascina. Para lamento mio está chabacanizado desde antes que naciera, en el mundo y desde antes que entrara a la universidad, en Chile. Con lo anterior quiero hablar sobre René Magritte, pintor belga, valuarte del surrealismo. La verdad, al igual que con Foucault y con Caravaggio, es que he intentado obsesionarme con Magritte, pero por diversas razones y sin razones -representante fundamental de esta últina es mi desidia- no lo he consegido; es por esto que no sé mucho de él: tan sólo lo disfruto.


Lo que sí me interesa decir es qué es lo que me ha acercado a este grandísimo cronopio (sí, también lo es). Uno de esos puntos, y el central, es esa relación estrecha e insinuante con la epistemología. En muchos de los cuadros que he tenido la posibilidad de observar el modo en que cuestiona 'lo real' en contraste con 'lo interpretado', o en otras palabras 'lo óntico' 'la cosa en sí' con respecto a 'lo ontológico' 'la cosa para sí'. Eso se ve claramente en 'La condición humana' y en 'Esto no es una pipa'. Otro de esos es el modo en que simboliza esas tensiones 'epistemológicas' 'gnosceológicas' y 'filosóficas'. Elige objetos cotidianos, del día a día, y los rearticula en contextos que los desencaja, produciéndose ambigüedad y extrañamiento (como lo hace el ready-made de Duschamp, por ejemplo), que a la postre trae la reflexión que debiese tener cualquier cuadro en su interlocutor. En ese sentido 'obra': del 'vorhanden' al 'zuhanden.


Pondré entonces, un cuadro que hace una reflexión sobre Hegel, de ahí su nombre "Las vacaciones de Hegel". Creo que habla del idealismo el cuadro, pero la verdad no lo sé. No he leído a Hegel, más allá de un prólogo, como para saber qué es lo que intenta decir Magritte. Sin embargo cada vez que lo veo, en su simpleza en elementos y distribución, me cautiva.
Como las obras de arte obran tan sólo cuando son contempladas (de ahí eso de lo 'vorhanden' a lo 'zuhanden') y no así cuando son racionalizadas, no diré más; al igual que lo hize la última vez con 'So what' de Miles.

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